domingo, 3 de noviembre de 2013

Nuestro primer televisor




Ferrocarril, el barrio donde crecí, a principios de la década de los ochenta, poseía los típicos personajes que hasta hoy perduran. Estaba el señor Muñoz, el renegón que si la pelota golpeaba su puerta, nos la reventaba cuando estaba de mal  humor aunque cuando estaba tranquilo, la guardaba y no nos la regresaba. Lo bueno es que allí salía a nuestro rescate Coquito, su hijo, para regresarnos el balón. También estaban los borrachines que se reunían al caer la noche en el hall de la tía Julia para darse de copetines (esa añeja tradición continúa, obvio que algunos ya partieron, pero han sido relevados por los niños de aquella época). Las infaltables chismosas que todo barrio decente posee también existían en el mío. Su punto de reunión era la tiendita del costado de mi casa, donde la señora Raimunda, quien siempre andaba de buen humor con todos los del barrio. Aunque tengo mis sospechas de que esa alegría solo era para afuera, pues a sus nietos, el Sambo y la Noelia, los castigaba severamente. Lo sé porque a la hora del almuerzo escuchábamos sus gritos desesperados de súplica. Imagino que pidiendo que ya nos les pagara más. Mamá, hábilmente, aprovechaba esa desventura de mis amigos para decirnos que si no comíamos toda la comida, llamaría a la señora Raimunda para que nos dé de comer. Y, de pronto, como por arte de magia, comíamos calladitos.
Mamá siempre fue muy amiguera, al poco tiempo de llegar, ya era comadre de medio barrio. A mí, me preocupaba su nueva amistad con la señora Raimunda. Cuando pasaba el tiempo y nos dimos cuenta que ella jamás iría a la casa a darnos de comer, me parece que fue cuando decidió pedirle sus consejos para aplicarlos con nosotros. Desde esa época, los gritos de desesperación a la hora del almuerzo, ya no solo eran de parte del Sambo y la Noelia, nosotros nos sumamos a la corte de gritones que desesperados pedían clemencia para no tomar la sopa.
Nuevo inquilino del barrio

De todas las comadres que mamá atesoraba, habían dos que eran especiales, la señora Licha, que tenía solo hijos varones y la señora Irma, que era muy alegre y buena gente. Las dos siempre iban a casa; eran inseparables. Corría el año 1982, cuando sucedió el acontecimiento que marcaría un hito en el barrio. Y cierta temporal distancia entre Mamá y la señora Irma. Resulta que el señor Catarro, el marido de la señora Irma, que era camionero, trajo una pequeña caja de plástico de color crema con una especie de espejo. Lo curioso era que si movías ciertos botones, lo que parecía que era el espejo, cobraba vida. Desfilaban a través de él, incontables personajes que, hasta ese momento, no entendía cómo entraron en la caja. Con el tiempo eso dejo de importarme. Koki, el hijo de la señora Irma, me dijo que se llama televisor y que su papá lo había comprado en uno de sus viajes a Lima. Entonces, el punto de reunión de las personas del barrio, dejó de ser la tiendita de la señora Raimunda, y pasó a ser la casa de la señora Irma. Las novelas de Lucía Méndez eran lo que detenían nuestro barrio por las tardes. Cuando la señora Irma, decidió cobrar una moneda de 100 soles de oro para poder dejar ver la televisión, la gente empezó a disminuir. Como ella me quería mucho, a veces, no me cobraba. Pero, eso solo fue al principio. Luego pasé a formar parte del infaltable sequito de contribuyentes que cada tarde, al caer el sol, desfilaba con su enorme moneda blanca frente a ese televisor. De pronto, Mamá dejó de darme la moneda y por tanto a la hora que Koki pasaba con su latita para cobrar la moneda, aunque yo le pedía que me fíe y que decía que le pagaría otro día, no funcionaba. Entonces, tenía que retirarme de su casa. Una vez, Mamá regresó temprano de su colegio nocturno, donde terminaba sus estudios secundarios, y me encontró llorando en la puerta de la casa. Ella se me acercó sorprendida y me abrazó tiernamente. Hasta hoy lo recuerdo. Sin saber, todavía, el motivo, se puso a llorar conmigo. Le conté lo que me sucedía cada noche cuando quería ver televisión. Me apretó más fuerte contra su pecho y me dijo que confiara en ella, pensé que le pegaría a Koki, o en todo caso le haría tomar la sopa al estilo de la señora Raimunda, pero no fue así.
Mamá me pidió que confiara en ella

Había llegado junio y Perú participaría en el mundial de España. Papá tuvo una crisis nerviosa y tuvo que ser internado en Lima. Por el costo de los pasajes y la comida, Mamá tuvo que viajar sola, así que nos dejó al cuidado de las vecinas y nos prometió que regresaría pronto y que si nos portábamos bien nos traería una sorpresita. No recuerdo cuánto tiempo estuvo por Lima, lo que sí recuerdo es que cuando volvió, traía consigo a Papá que ya estaba mejor y llegaba muy alegre. Nos abrazó a todos y nos dijo que nos había extrañado. Lloramos en sus brazos. Papá siempre fue un hombre alegre. Algo renegón pero jamás nos hizo mal. El auto que los trajo a casa estaba afuera y los muchachos del barrio se habían aglomerado alrededor. Mamá les dijo que ayudaran a pasar las cosas y ellos entusiasmado cargaron los pocos bultos que llegaban de la capital. La curiosidad de todos nosotros se centró en una enorme caja de cartón que tuvimos que cargar entre varios porque era algo pesada. Cuando terminamos de bajar todo, Mamá le pagó al chofer y después de darles las gracias a los muchachos del barrio les pidió que  nos dejaran solos. Ya en la intimidad de nuestro hogar, el regreso el Papá pasó a segundo plano. Papá y Mamá se lanzaban miradas cómplices. Él nos preguntó si en su ausencia, habían apoyado a Mamá. Aunque no era cierto, todos gritamos que sí. Mamá también nos preguntó si en su ausencia, fuimos buenos chicos con las vecinas. Otra vez dijimos que sí, pero, esta vez, sí fue cierto. Entonces, otra vez en coro, preguntamos qué hay en la caja. Una sorpresita. ¿Podemos abrirla? Antes de que dieran la orden, ambos nos rodearon entre sus brazos y se pusieron a llorar. Cuando nos dieron la autorización, escapamos de sus brazos como peces que anhelan libertad. Todos rodeamos la caja. Una cuerda aseguraba que las tapas no se abran. Jalamos por un lado y nada. Jalamos por otro y nada. Debimos haber protagonizado una escena muy graciosa porque Papá y Mamá se reían abrazados al mirarnos. Pasaron algunos minutos y decidieron ayudarnos. Jalaron una de las puntas de la cuerda y como por arte de magia, las tapas de la caja cedieron. Yo fui el primero en acercarme. Cuando pude ver lo que había dentro, no podía creerlo. Era un televisor. Lentamente fui donde Mamá, la abracé por la cintura y me puse a llorar. Solo lloraba. No recuerdo más. Solo recuerdo que lloraba y Mamá lloraba conmigo.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Nefelibata

Cuando la ensoñación hace presa de nuestra humanidad y de pronto nos descubrimos absorbidos en nuestros pensamientos, nos transformamos en nefelibatos. Una palabra que tal vez pueda ser desconocida por muchos de nosotros pero que, sin duda, en la práctica, somos habituales realizadores de ella. A veces, un viejo amor nos abstrae, otras, un problema que no nos deja tranquilos, y las mas, cosas nimias que podríamos dejarlas de lado pero que luchan por quedarse en nuestra mente y adueñarse de nuestro presente. ¿Y, qué es nefelibato? El DRAE nos simplifica el significado: Dicho de una persona: Soñadora, que anda por las nubes. Entonces, ¿a quién no le ha sucedido? Al menos a mí, me sucede cada vez que cojo un libro interesante y sin querer, como dice el Chavo, me descubro viviendo las aventuras que voy leyendo. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

Barrio querido...

Hace pocos días volví a pasar por el barrio donde me crié. Sus paredes siguen igual a como eran hace 20 años. El municipio ha puesto asfalto donde solíamos correr aquellas tardes interminables detrás de un balón el Wawa, el Chino, el Muelón, Epa, Taco y toda una pléyade de alocados chiquillos que no teníamos otra preocupación que la de pasar la pelotita por en medio de las piedras que habíamos colocado y hacían de arcos. Hermosas veredas han sido colocadas bajo las paredes. ¡Dios mío!, si a pesar de sus viejas paredes parece un barrio residencial. La iglesia de los mormones marca el ingreso a la segunda cuadra del centenario barrio Ferrocarril. Lugar donde tuve mis primeros amigos y mis primeros amores. Al atardecer de cada día, al ponerse el Sol, las casas arrojaban de sus interiores a aquellos adolescentes que, sintiéndose dueños del mundo, respiraban libertad.
El Viejo Sotelo en el barrio Ferrocarril
Han pasado veinte años y parece que aquellos adolescentes de entonces, hoy padres de familia, padres de hijos que no salen a jugar y que por el contrario, viven atrapados en sus computadoras, hubiesen dejado de existir. El mundo de hoy, ya no tiene adolescentes que  se creen dueños del mundo. Hoy, tiene adolescentes que sus casas no dejan salir a adueñarse de las pistas y veredas cada tarde. Tiene adolescentes que los viejos vecinos ya no conocen. Adolescentes que en sus redes sociales sobrepasan los miles de amigos pero que en el barrio no saludan a sus vecinos. Calles tristes que añoran las décadas en que alocados adolescentes de generaciones pasadas transformaban cada atardecer en un universo de risas y amores nuevos cada día. Calles tristes que han dejado pasar el tiempo y se han hecho modernas, acorde con las épocas actuales, tan actuales como el vacío en que viven los hogares que ya no pueden arrojar adolescentes a conquistar con sus cantos de alegría y esperanza el mundo que se les presentaba cada atardecer.

sábado, 31 de agosto de 2013

Ladrón

Ladrón
Los que hemos hecho servicio militar, sabemos que uno de los puesto de guardia que reviste mayor atención es el de curtelero; o sea, el que cuida la cuadra cuando no hay nadie o cuando todos duermen. Bueno, aquí es donde empieza a generarse el cambio. Este responsable, muchas veces, guiado por sus malas costumbres, y amparado en la soledad de su servicio, sustraía cosas a sus compañeros. Así ha sucedido durante mucho tiempo, incluso en el Imperio Romano, donde surgió la palabra. Fue entonces que se empezó a asociar el término latro, con el hecho de robar. Hoy, su significado inicial, desapareció en los confines del tiempo y solo se le conoce su significado posterior.


En latín clásico, latro, latronis había significado primitivamente, 'guardia, mercenario' y más tarde, 'bandido, ladrón de cuadrilla'.
A qué se debe que el significado haya variado tanto. Lo siguiente aclara esta incertidumbre.

viernes, 23 de agosto de 2013

Ricardo Arjona - Buenas Noches Don David

Cuando se habla de Arjona, se debe tomar en cuenta que es el cantautor que ha sabido tocar la vida diaria de las personas y transformarlas en éxito musicales. Esta historia narra un hecho que sin duda, le ha pasado a mas de uno. El enfrentamiento de esa responsabilidad que cuesta tanto pero que al final nos tranforma en seres mágicos, nos transforma en guardianes de los ángeles que Dios nos entrega. Nos transforma en padres.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Procheilion


El procheilion es la parte redonda que encuentra a la mitad de tu labio superior. También se le conoce como  “tubérculo del labio superior”. ¡A qué no lo sabías!
Conoce algunos datos curiosos de tus labios aquí: Los labios y sus curiosidades.

domingo, 18 de agosto de 2013

La inteligencia emocional en el aula



Cuidarles las niñez


       Hace algunos días, observé en las noticias el cruel asesinato de una mujer y su posterior descuartizamiento por parte de su expareja. Sin duda, mas que un triste hecho delictuoso es una señal de alarma sobre lo que está faltando en nuestra sociedad.
      Empezaremos el análisis de esta situación, pero desde una perspectiva mas profunda.   Preguntarnos que pensaba ese hombre mientras realizaba su terrible acto, arrojaría una respuesta que puede interesar al morbo del colectivo y hasta a los magistrados que verán el caso. Si preguntamos que sentía en ese momento, la respuesta parecería necrofílica.
       Vayamos entonces a explorar, de manera retrospectiva que pudo haber pasado a este hombre para que consume este acto. Los estudios que se han realizado sobre inteligencia emocional manifiestan que lo que realizamos en el presente tiene que ver con las situaciones que hemos experimentado y, por tanto, almacenado en nuestra niñez.
       Entonces, hablemos del órgano que se encarga del registro de las experiencias: El cerebro. Éste, está dividido en tres córtex: la isocorteza o neocótex, la paleocorteza o sistema límbico y el arquicórtex o tallo cerebral. Cuando nacemos, lo hacemos con las dos últimas desarrolladas al 100%, mientras que la primera no termina de desarrollarse hasta los 22 años. De las tres cortezas, a la paleocorteza se le conoce como el centro de la inteligencia emocional. Aquí es donde se almacenan las experiencias que vivimos desde que nacemos.  Cuando un niño experimenta un vacío en su ninez como la ausencia de papá o mamá, no lo registra como un hecho real sino como una emoción, o sea, solo recuerda lo que sintió durante ese momento. Registra lo que le generó la ausencia de uno de sus progenitores.
Durante esta época, al no tener desarrollada su neocorteza, a la que se le conoce como el cerebro pensante, no comprende todavía que debe quedarse sin uno de sus papás y que a pesar de ello, no le pasará nada malo. Él siente que puede morir por este abandono.
Cuando es adulto y debe enfrentarse a una situación similar como terminar una relación amorosa, al tener almacenada en la paleocorteza una emoción altamente negativa por el alejamiento de su ser querido, asimila que esa situación nueva, puede generarle, también, la muerte. Claro que eso sucede a un nivel inconciente, puesto que está registrado en la paleocorteza durante su niñez. Esta misma paleocorteza es la que da una señal de alarma a todo el cerebro secuestrándolo y evitando que el neocórtex o cerebro pensante tome las riendas. La situación de emergencia es asimilada y se procede en consecuencia. El cerebro, una vez secuestrado por las emociones, asume dos posibles acciones o huir o luchar ante el peligro de "muerte".
Pelear o huir.
El hombre con el que empecé este artículo, sufrió un secuestro de emociones que lo llevó a actuar de ese modo. Tal vez, tuvo una niñez de abandono. Es muy difícil actuar de un modo civilizado ante estímulos fuertes.
La señal de alarma que este hombre encendió, debe iluminar a las personas que tienen las riendas de esta sociedad. Si bien es cierto que estramos entrando a una modernización de nuestro sistema educativo, no se debemos tomar a la ligera el hecho de que todavía existen algunas falencias que deben ser corregidas.
La educación emocional en las aulas tiene que transformarse en un área obligatoria que ayude a cada alumno a conocerse a sí mismo. Que le ayude a controlar sus emociones, a ser empático con sus compañeros y con su medio natural. Debe comprender que puede influir per se en el ánimo de las personas que lo rodean.
Mirarlos como a seres humanos.
La inteligencia emocional es el punto débil no solo de los alumnos, también nosotros, docentes, carecemos de los conocimientos básicos que nos permitan cambiar esta sociedad desde nuestra trinchera. Cada uno de nosotros, debe aprender a mirar a nuestros alumnos a los ojos y que sepan que los escuchamos. Sensibilizar sus almas a través de las artes. Retarlos permanente a que descubran el mundo. Enseñarles que como docentes también podemos ser un poco niños .
El destino me ha permitido vivir en una misma época que grandes amigos que me han enseñado a atender el mundo.
El hombre del artículo fue una terrible consecuencia de una sociedad que todavía no prioriza el alma de sus cuidadanos. Consecuencia que podemos empezar a corregir para evitar que hechos como el contado, sigan repitiéndose.

miércoles, 14 de agosto de 2013

El docente como Sujeto de cambio

Reconozco el empeño que pone el gobierno en la educación. Algunas personas me dirán que eso es falso. A ello puedo decir que el gobierno en los últimos años ha tomado una serie de medidas para combatir el pobre desempeño que tenemos a nivel mundial. Una de las medidas, para mí, obvias fue la promulgación de la nueva Ley del profesorado (dos leyes para un solo magisterio era inconcibible). Sé que todavía no se comprende la dimensión de esta medida. No solo se trata de la integración del magisterio. La ley va mas allá.
"Debemos ser consecuentes con nosotros mismos"
Para comprender esto debo hacer un preámbulo contextual que nos ubique. Hace algunas décadas, se permitió el ingreso al magisterio a personas que no cumplían con las expectativas mínimas para ejercer nuestra profesión. Claro, las circunstancias eran otras en aquella época. El terrorismo, la corrupción, la mínima oferta de docentes y el famoso tarjetazo hicieron que un agente decisivo en el desarrollo de los pueblo como es la educación se transforme en un mercado persa al que se podía acceder con solo saber leer y escribir. El estado no tenía los medios, no solo administrativos ademas morales, para detener esta varágine de oportunismos mal habidos. La forma en que estas personas se nombraron tampoco fue la ideal. Algunas plazas las heredaban, otras eran automaticas. En fin.
"Nuestros alumnos serán nuestro referente como docentes buenos o malos."
Otro probemas fue el de los directivos que, como único requisito que tenían para acceder al cargo, era el de ser los mas antiguos de la institución. Hoy, los docentes que se rigieron bajo la ley del profesado, siguen creyendo que eso es correcto.
Los docentes de esta nueva generación que se ven obligados a optar por esta nueva ley deben comprender que los trabajos hay que ganárselos.
La nueva ley no solo busca unificar el cuerpo magisterial, también pone como requisito obligatorio que el docente se prepare que estudie y busque enaltecer no solo su carrera ademas de esto que eleve su categoria social. Hoy, No se puede hablar de un docente que, porque es amigo del director sabe que se quedará en una institución, así no haya hecho nada positivo.
Algún día comprenderemos la real dimensión de esta nueva ley magisterial.
Algunos docentes todavía piensan que esto puede revertirse, pero eso no es posible puesto que la tendencia mundial es hacia la meritocracia.
Algunos docentes entenderán que perdimos una gran oportunidad de mantener el nombramiento eterno, por tanto debemos asumir las consecuencias de nuestros actos. Una generación se encargó de tirar al suelo el prestigio que todo docente debe tener en su sociedad. Hoy nos queda esforzarnos por recuperar el sitial que nos merecemos en el imaginario colectivo.
Todos sumamos... nadie se queda atrás."

martes, 11 de junio de 2013

Cero en educación: el alarmante nivel de los estudiantes peruanos







La Educación es un tema que no puede ser visto de manera somera. Cuando se hace un reportaje como el presentado por Panorama, siento que como docentes, estamos cometiendo errores que deberían tomarse en cuenta, errores como hecharle la culpa al otro del problema que cada uno, desde su trinchera, comete. Padres que no atienden en el sentido afectivo a sus hijos y que dan como ejemplos tristes actos que rebajan la calidad humana tanto de quien las emite como del que las recibe. Autoridades educativas que no permiten que el círculo pedagógico se desarrolle como se debe y que exija al docente que sobreviva con una miseria y que no se concentre en brindar lo mejor de sí a sus alumnos. Docentes que tratan esta carrera como un trabajo y no como una maravillosa forma de servir. Alumnos que se dedican a perder el tiempo de tal manera que completan un círculo vicioso del que ninguno de sus sujetos tiene deseo de destruir.
Jamás en nuestra historia se tuvo tanto y se cosechó tan poco. Pertenecemos a una generación que está llena de oportunidades y que no sabe asumir esa responsabilidad como lo que es; dejamos pasar esto y tardaremos décadas en asimilarlo y sobre todo superarlo.
Cuando todas estas cosas positivas nos pasan, y hablo de del auge económico y de vivir en una época de revolución tecnológica, me pregunto qué nos pasa, qué nos sucede, Porqué dejamos pasar esta maravillosa oportunidad y no salimos al frente y la tomamos, y de una vez nos transformamos en un país de primer mundo que ya merecemos ser.
La respuesta la tomo de algo que me sucedió hoy cuando al salir de casa de papá, después de ver el partido de Perú - Colombia, me dirigí a mi casa algo triste por el resultado adverso, todas las personas con las que me cruzaba me miraban la camiseta que llevaba puesta. Uno de ellos se atrevió a dirigirme unas palabras de manera cobarde, cuando le había dado la espalda. ¡Que triste tu vida, tío!
Esa fue la respuesta. Triste. Triste tu vida. Cierto. Me sentía triste porque necesitábamos un empate como mínimo para seguir firmes pero no se logró. Triste tu vida. En ese momento dejé de sentir tristeza y pasé a sentir rabia. Rabia. Rabia porque un compatriota mío, nacido de esta misma madre patria, asume que la selección que jugó no fue la de él. ¿Nacionalismo? No. Allí pude observar lo que somos. Gente acostumbrada a hecharle la culpa a los demás. Asumimos los triunfos como algo en lo que todos hemos participado. ¿Y las derrotas? No.
La identidad que nos genera el hecho de conocer bien nuestro pasado, se transforma en vergüenza cuando lo desconocemos. Cuando uno se asume como parte importante de una nación, se sabe partícipe de, tanto sus éxitos como de sus fracasos.
¡Vamos Perú! Eres una hermosa tierra que será grande con el esfuerzo de todos nosostros. Dejemos de ser mezquinos y transformémonos en un colectivo de gente que observa el vaso medio lleno. Trabajemos juntos, porque la competitividad no tiene porque hacernos individualistas. Somos una patria que Grau y Bolognesi ayudaron a forjar. Que estos nombres sean parte de nosostros y que traslademos hasta la imnortalidad su preciado sacrificio.
Es nuestro deber y deseo.

domingo, 24 de febrero de 2013

La decisión de mamá

El niño gritaba porque no le dejaban ver el disco. Su mamá, siempre complaciente con él, no sabía qué hacer. Sus gritos se intensificaban y la casa entera era un loquerío. Ella miraba el reloj y sentía que la hora pasaba lentamente.
En todo lo que hacía mamá estaba metido su corazón, era una mujer amorosa con su esposo, sus hijas mayores eran un ejemplo para todo el barrio. En la oficina donde trabajaba la querían mucho por ser tan servicial. Todo en su vida había sido tocado por la mano de Dios, salvo Germán.
Ella había decidido no tener más hijos, pues, los ingresos que percibían entre su esposo y ella no daban para mantener a otro miembro en la familia. Un día, después de una reunión familiar en la que ella y su esposo bebieron mas de la cuenta y producto del calor del momento, se dejaron llevar y se olvidaron de cuidarse. Ella no se preocupó, hasta que dos meses después, su médico le daba la pésima noticia de que volvería a ser madre. A diferencia de otras parejas que no pueden tener hijos, que tienen que recurrir a tratamientos prolongados que a veces no daban resultados, ella había sido bendecida por la mano divina del Creador y a sus 23 años se iba por su tercer hijo. Ese hijo que hoy le traía de cabeza.
Mariana y Leonora estaban esperando de pie al costado de la puerta, mientras su mamá era un cúmulo de conflictos internos. Germán con sus cuatro cortos años había conseguido hacerse de un gran poder de decisión sobre su madre y, por tanto, de la familia.
La primera vez que el niño exigió algo, su mamá cayó rendida a sus pies. Mariana que había sido la última hasta hacía pocos años, y por tanto, la ama y señora de las pataletas, deseaba ver La casa de Micky Mouse, pero nuestro terrible Germán no estaba dispuesto a ceder en su decisión de ver Los padrinos mágicos. El llanto de los dos no se hizo esperar. Mamá, que estaba en al habitación de al lado, llegó como un rayo a solucionar el conato de megapataleta. Mientras se acercaba al apicentro del problema, su cerebro trabajaba a mil por hora para ser lo mas imparcial posible, muy al estilo del famoso rey Salomón de la Biblia. Cuando llegó, Marianita, respaldada por su tamaño, tenía tomado por los cabellos a su hermanito, mientras éste caía de rodillas vencido por una fuerza superior. Lo único que pudo hacer fue levantar su mirada llorosa, con lo que, sin darse cuenta, ayudó a que su mamá tome una decisión. La pelea concluyó a su favor.
El reloj seguía avanzando y mamá tenía que salir a la oficina. Las niñas esperaban para que las lleven al colegio. Germán exigía que atiendan su pedido.
Mamá se quedó con los ojos puestos en el reloj pero con la mente en la resolución que sabría que debía tomar.




viernes, 8 de febrero de 2013

Latinoamerica - INTI ILLIMANI & CALLE 13 (HD)

Latinoamérica es una canción que muestra el sentir de una pueblo, de nuestro pueblo, de nuestra patria, de nuestra Patria Grande: Latinoamérica.

La Educación Prohibida




Éste es un documental realizado a partir del estudio de la Educación Formal que se realiza en muchos países de Latinoamérica.
Sus conclusionees son simples pero demoledoras. Basta de tanto salón. Basta de tanto academicismo. Los alumnos necesitan, deben desarrollarse en un ambiente de libertad, solidaridad y respeto. Basta de ensalonarlos. La educaión debe desarrollar todas sus capacidades. Ser uno con el universo.


jueves, 7 de febrero de 2013

ESCUCHA ACTIVA

Las personas poseen un gran defecto: No escuchan. Este video muestra algunos detalles interesantes que nos permitirán mejorar este defecto y convertirlo en nuestro aliado. Interesante.