martes, 11 de junio de 2013

Cero en educación: el alarmante nivel de los estudiantes peruanos







La Educación es un tema que no puede ser visto de manera somera. Cuando se hace un reportaje como el presentado por Panorama, siento que como docentes, estamos cometiendo errores que deberían tomarse en cuenta, errores como hecharle la culpa al otro del problema que cada uno, desde su trinchera, comete. Padres que no atienden en el sentido afectivo a sus hijos y que dan como ejemplos tristes actos que rebajan la calidad humana tanto de quien las emite como del que las recibe. Autoridades educativas que no permiten que el círculo pedagógico se desarrolle como se debe y que exija al docente que sobreviva con una miseria y que no se concentre en brindar lo mejor de sí a sus alumnos. Docentes que tratan esta carrera como un trabajo y no como una maravillosa forma de servir. Alumnos que se dedican a perder el tiempo de tal manera que completan un círculo vicioso del que ninguno de sus sujetos tiene deseo de destruir.
Jamás en nuestra historia se tuvo tanto y se cosechó tan poco. Pertenecemos a una generación que está llena de oportunidades y que no sabe asumir esa responsabilidad como lo que es; dejamos pasar esto y tardaremos décadas en asimilarlo y sobre todo superarlo.
Cuando todas estas cosas positivas nos pasan, y hablo de del auge económico y de vivir en una época de revolución tecnológica, me pregunto qué nos pasa, qué nos sucede, Porqué dejamos pasar esta maravillosa oportunidad y no salimos al frente y la tomamos, y de una vez nos transformamos en un país de primer mundo que ya merecemos ser.
La respuesta la tomo de algo que me sucedió hoy cuando al salir de casa de papá, después de ver el partido de Perú - Colombia, me dirigí a mi casa algo triste por el resultado adverso, todas las personas con las que me cruzaba me miraban la camiseta que llevaba puesta. Uno de ellos se atrevió a dirigirme unas palabras de manera cobarde, cuando le había dado la espalda. ¡Que triste tu vida, tío!
Esa fue la respuesta. Triste. Triste tu vida. Cierto. Me sentía triste porque necesitábamos un empate como mínimo para seguir firmes pero no se logró. Triste tu vida. En ese momento dejé de sentir tristeza y pasé a sentir rabia. Rabia. Rabia porque un compatriota mío, nacido de esta misma madre patria, asume que la selección que jugó no fue la de él. ¿Nacionalismo? No. Allí pude observar lo que somos. Gente acostumbrada a hecharle la culpa a los demás. Asumimos los triunfos como algo en lo que todos hemos participado. ¿Y las derrotas? No.
La identidad que nos genera el hecho de conocer bien nuestro pasado, se transforma en vergüenza cuando lo desconocemos. Cuando uno se asume como parte importante de una nación, se sabe partícipe de, tanto sus éxitos como de sus fracasos.
¡Vamos Perú! Eres una hermosa tierra que será grande con el esfuerzo de todos nosostros. Dejemos de ser mezquinos y transformémonos en un colectivo de gente que observa el vaso medio lleno. Trabajemos juntos, porque la competitividad no tiene porque hacernos individualistas. Somos una patria que Grau y Bolognesi ayudaron a forjar. Que estos nombres sean parte de nosostros y que traslademos hasta la imnortalidad su preciado sacrificio.
Es nuestro deber y deseo.